lunes, 20 de febrero de 2017

UNA LIBRERÍA EN BERLÍN

Nunca serán suficientes los testimonios de los que vivieron los años veinte y treinta en Alemania, una época que necesita un análisis profundo y una reflexión interiorizada para que nunca vuelva a suceder.

Françoise Frenkel fue una polaca judía nacida en 1889 que, enamorada de la cultura francesa, estudió en París y descubrió que su vocación era la de ser librera. Buscó diversas ciudades donde establecer su librería y se decidió en 1921 por Berlín, donde por muchos años La Maison française, su librería, se convirtió en un referente donde se daban conferencias, conciertos, tertulias, se vendía y compartía prensa internacional y donde disfrutó de un gran prestigio.

Llegó la década de 1930 y el virus del Nazismo expezó a extenderse como un veneno. En 1939, Françoise Frenkel se vio obligada a cerrar la librería y empezó su viaje para huir de la persecución judía, primero a París y más tarde al sur de Francia, donde se vio acorralada. Lyon, Aviñón, Vichy, Niza, Annecy, Grenoble y Saint Julien fueron los lugares por los que pasó en su huida de los nazis antes de alcanzar Suiza después de tres intentos fallidos y un paso por la cárcel. "Aquella noche comprendí por qué había podido soportar la agobiante atmósfera de los últimos años en Berlín... Yo amaba mi librería como una mujer ama, con verdadero amor".

Son muchos los testimonios de aquella barbarie pero cada mirada es diferente. Poco tienen que ver el de Lion Feuchtwanger en Los hermanos Oppermann con el de Primo Levi en Si esto es un hombre, por citar algunos de los mejores. La experiencia de Françoise Frenkel, que, a pesar de tantas dificultades, vivió hasta 1975, es la voz y la emoción de una mujer bondadosa y valiente cuya determinación la ayudó a evitar el final trágico que alcanzó a millones de personas. 

Escrito en Suiza con una gran brillantez, destacan los personajes que le prestaron ayuda. Y no sólo a ella: fueron muchos, muchísimos los que lúcidamente no aceptaron las órdenes nazis sin más y a pesar del riesgo que corrían, se arriesgaron en ayudar. Aunque lamentablemente, los otros, los obedientes cómplices de la barbarie, fueron muchos más, demasiados para impedir que el genocidio se llevara a cabo.

En 1945, una pequeña editorial suiza ya desaparecida publicó este libro y ahora Patrick Modiano lo ha prologado en una nueva edición. Una joya para disfrutar y añadir a la lista de obras maestras literarias sobre esta época convulsa que el siglo XX nos ha dejado.



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